Cuando las personas descubren la Wicca
a menudo se sienten atraídas por la visión ecologista de la vida, las fiestas,
los altares, la Luna, el Sol y la magia. Pero cuando descubren a los Antiguos
Dioses se sienten bloqueados. Cuando ven la celebración del Sabbat y descubren
que los rezos están dedicados a los dioses paganos se bloquean y los evitan.
Esto ocurre porque las personas vienen de religiones ortodoxas (normalmente del cristianismo) y aceptar de repente a una Diosa y Dios, les resulta confuso. Si te ocurre lo mismo, ten presente que el Dios y la Diosa no son personas, sino potencias naturales expresadas de múltiples formas. Los Antiguos Dioses son las fuerzas de la creación entendidas como un polo masculino y femenino, manifestados en la Naturaleza.
Cuando empecé a estudiar Wicca comprendí que esta religión percibe a la divinidad como una potencia inmanente, presente en todo. A esta potencia sagrada se la llama <<Espíritu>> o <<Alma de la Naturaleza>> porque es la fuerza vital y original que permite la vida. Esa potencia es invisible, no tiene sexo, es neutral y existe desde siempre. Cuando esta potencia se manifiesta en la creación lo hace a través de polaridades.
Si observas la Naturaleza verás que las energías se manifiestan de forma dual. En el Universo existe el día y la noche, el hombre y la mujer, el placer y el dolor, la Luna y el Sol, el flujo y el reflujo, la diástole y sístole, etc. Esta dualidad de energías permite que la creación se mantenga en equilibrio y que la propia vida evolucione. A nivel espiritual los wiccanos pensamos que el Espíritu se manifiesta en dos energías principales: la Diosa y el Dios. Tanto la Diosa como el Dios son emanaciones del Espíritu, son el Espíritu, sólo que expresándose a través de polaridades para que la vida acontezca.
La energía del Dios es activa, dinámica, luchadora, pasional y también expansiva. Esta energía la vemos en la creación, en el Sol, en los rayos que caen a la tierra y también en los animales y seres humanos. En los seres humanos la energía del Dios se hace presente en nuestro instinto de supervivencia. Por su parte la energía de la Diosa es protectora, contenedora, sanadora y abundante.
Esta energía la vemos igualmente en la creación, en la vegetación, en la tierra, en la crianza de los hijos y también en el instinto de conservación. El concepto del Dios y de la Diosa se parece mucho a la enseñanza oriental del Tao, compuesto por el Yin y el Yang. El Yin y el Yang son dos conceptos usados para representar dos fuerzas fundamentales, opuestas y complementarias, presentes en todas las cosas. Esta filosofía de vida explica que todo lo que existe tiene dos polos.
El Yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad, la absorción. El Yang es lo masculino, el cielo, la luz, la actividad, la penetración. La enseñanza del Tao nos enseña que el equilibrio es la base, pues si no hay equilibrio el caos nos gobierna. A nivel personal el Tao se aplica en la Medicina Tradicional China y recomienda mantener el equilibrio para que la salud se mantenga. Por supuesto que esta visión tiene muchas aplicaciones y viene a expresar que todo está compuesto por dos polos conectados, que deben equilibrarse. En el mundo espiritual y en las religiones este principio se explica con dioses masculinos y femeninos y expresa igualmente la necesidad del equilibrio.
¿Si existe un Dios, no ha de haber una
Diosa?
Obviamente así es porque el Espíritu se expresa en todo para mantener el equilibrio. Cuando observas la Naturaleza te das cuenta de que ella misma mantiene el equilibrio, se regenera a sí misma y esto es por el Espíritu. Incluso en el Universo hay creación y destrucción y esto es así para que el Universo no se colapse. Cuando en una parte del Universo se extingue una estrella en otra parte del cosmos nace otra estrella. Cuando una planta muere en algún lado, en otro lugar surge una semilla. El equilibrio es la clave de la creación y este equilibrio está regido por el Dios y la Diosa.
Si trasladamos las energías divinas del Dios y de la Diosa a escala humana, podemos ver su presencia (aunque sea de forma limitada) en el hombre y la mujer. Los seres humanos también estamos creados en la polaridad masculino-femenina, porque hemos sido creados por el Espíritu. De hecho nuestras almas son porciones de ese Espíritu infinito. Incluso nuestro cuerpo físico ha sido creado gracias a esta polaridad. Para que nuestros cuerpos fueran creados, el Espíritu necesitó expresarse a través de un padre y una madre. Nuestro cuerpo necesitó dos polaridades tan distintas como son el óvulo y espermatozoide, para crearse. De modo que todos y cada uno de nosotros somos el resultado de esta polaridad divina. Aunque hay muchos paganos que sólo creen en una Diosa como Madre de la Naturaleza, a mí me gusta usar la versión equilibrada. Pienso que tanto el Dios como la Diosa merecen nuestra atención y reconocimiento, pues ambas energías ya existen en la vida.
Otra forma moderna de ver la Diosa y el Dios consiste en contemplarlo como la materia y energía. Los científicos cuentan que todo lo que existe en el Universo es energía. La energía es una fuerza eterna y puede manifestarse de múltiples formas (energía electromagnética, energía dinámica, energía térmica, etc.). La energía puede condensarse y formar masa o puede seguir siendo energía. Nuestro cuerpo igualmente está compuesto por materia y energía. La parte materia forma nuestro cuerpo físico, los órganos, sangre, huesos, etc. Pero nuestra conciencia, pensamientos, recuerdos, ideas, sueños, etc., son la energía. Y es gracias a la unión armoniosa de estas dos polaridades que podemos vivir y desarrollarnos.
Cuando entendemos a la Diosa y al Dios como materia y energía, podemos ver a la Diosa en la materia porque ella es la madre. Al Dios podemos verlo en la energía, en el Sol y también en esas pulsiones vitales. A menudo la Diosa se asocia con la tierra, la Naturaleza, los campos, los alimentos, la protección del clan, el lugar donde vivimos, etc. Al Dios se lo suele asociar con el Sol, el bosque, los animales, el ciclo de la vida, muerte y renacimiento.
Muchos paganos usamos el ejemplo de la semilla del árbol para entender las potencias del Dios y de la Diosa. Por ejemplo: si tomas una semilla verás que su materia conserva el principio vital en su interior. La semilla está cerrada, protegida, pero dentro existe <<algo>> que le dará vida. Si la semilla cae en tierra fértil y recibe la luz y el agua necesaria para vivir, entonces germinará y podrá convertirse en árbol. En este ejemplo la semilla física es la Diosa, la protección, pero la savia que hay dentro y quiere crecer es el Dios. Cuando la semilla se convierte en árbol, el Dios y la Diosa también están presentes. La Diosa es el árbol, el tronco, las raíces, las hojas y frutos. Pero la savia que hay dentro y anima el árbol es el Dios. En el ejemplo del árbol, vemos al Dios en el interior de la savia que sube y baja por las ramas, y la Diosa sería el árbol mismo. Cuando las energías del árbol se equilibran y están nutridas entonces el árbol florece y da frutos. Las dos fuerzas son y están presentes en el árbol y cuando están equilibradas, funcionan de maravilla.
Una forma moderna de entender a la Diosa y al Dios es a través de la mecánica. De la misma forma que una batería eléctrica necesita dos polos para funcionar, el Espíritu necesita dos polos para expresarse. Las baterías eléctricas están compuestas de dos polos, uno positivo y otro negativo. Cada polo tiene unas características especiales que le permiten acoplarse al otro y producir electricidad de forma continua. A través de procesos químicos, la batería genera electricidad, pero no puede hacerlo sino están los dos polos. Para que haya electricidad hace falta que los dos polos se junten, se fusionen, trabajen juntos. Pues es cuando se unen que pueden complementarse y producir vida.
En este ejemplo la Diosa sería el polo negativo y el Dios el polo positivo de la batería. Positivo y negativo no significan <<bueno>> y <<malo>>, sino cualidades distintas de esa energía. Si la batería sólo tiene un polo no funciona, no produce chispa, ni vida. Pero si se complementa con el otro polo, entonces la magia se produce. Si voy más allá de estos conceptos básicos y comprendo que esa corriente masculino-femenina, es divina, entonces puedo llamar a la corriente femenina <<Diosa>> y a la masculina <<Dios>>. Para mí la Diosa y el Dios son como corrientes vitales que permiten la creación en todos los planos de la existencia. Son como los dos polos de una batería eléctrica.
Cuando observas la creación y la divides en dos polos, te das cuenta de que el propio Universo es un baile compuesto por estas energías polarizadas. Ya sé, que también existen otras energías neutras y más misteriosas (como la antimateria, la energía nuclear, etc.), pero estoy usando estos ejemplos simples para que comprendas lo que es el Dios y la Diosa. A muchas personas les cuesta entender a la Diosa y al Dios porque los comparan con seres humanos, santos y ángeles. Pero no tienen nada que ver con eso. La Diosa y el Dios son energías primordiales que se expresan en todo, pero no son personas, jamás lo fueron. Ellos son como potencias naturales que están ahí antes que nosotros y estarán siempre ahí.Aunque soy consciente de que comprender a la divinidad es imposible, porque nuestro cerebro no lo permite, ver en la Natura estos ejemplos nos ayuda a comprender el misterio de la Diosa y el Dios. A grandes rasgos la Diosa es el Alma de la Naturaleza que se regenera a sí misma. En este planeta la vemos en las montañas, árboles, cosechas y frutos. La Diosa es el espíritu de la Naturaleza y sin ella la vida no podría existir. En muchas corrientes paganas se dice que la Diosa está presente en toda la creación y así es. Ella es la tierra fértil que nos ofrece alimentos, el agua limpia que nos nutre, la protección materna y también el descanso en nuestras noches. La Naturaleza misma es su templo, porque Ella está presente en todo. A diferencia de otras religiones en la Wicca se entiende que la creación misma es la divinidad. Es decir los wiccanos no vemos a la Diosa fuera de la creación, sino que es la creación misma, su espíritu, por eso la vemos en la Naturaleza.
<<La diosa madre, dondequiera que se encuentre, es una imagen que inspira una percepción del universo como un todo orgánico, sagrado y vivo, de la que ella es el núcleo; es una imagen de la que forman parte, como sus <<hijos>>, la humanidad, la tierra y toda la forma de vida terrestre. Todo está entrelazado en una red cósmica que vincula entre sí todos los órdenes de la vida manifiesta y no manifiesta, porque todos ellos participan de la santidad de la fuente original.>>
(Anne Baring –Jules Cashford El Mito de la Diosa, Siruela)
Este párrafo resume perfectamente qué es la Diosa y cómo entenderla. La obra de Baring y Cashford es fantástica y deberías leerla para comprender mejor a la Diosa. Los paganos pensamos que la creación es sagrada porque es una extensión de la divinidad. Por eso apostamos por la ecología y respetamos la creación, pues es el templo del Espíritu.
A lo largo de la historia los seres
humanos hemos sentido a la Diosa y la hemos invocado de distintas formas. Los historiadores saben
muy bien que las primeras expresiones religiosas, fueron dedicadas a la Madre
Naturaleza porque ella era la fuente del alimento, el sustento de la vida y la
tumba en nuestra muerte. En el arte paleolítico podemos encontrar figuras que
así lo representan -como la Venus de Laussel y la Venus de Willendorf-. Estas
figuras están datadas en más de 25.000 años de antigüedad y se piensa que son
los restos de aquel culto primigenio. Mucho antes de que las religiones
patriarcales surgieran, los seres humanos rendíamos culto a la Diosa. Lo
hacíamos de forma natural pues ella era la Madre de la Naturaleza.
Los paganos modernos entendemos que la Diosa es la primera y la última en todo. Al igual que nuestros antepasados, sentimos que ella es la Naturaleza visible e invisible de todas las cosas. Comprendemos que todo procede de Ella y a Ella ha de volver todo. La Naturaleza es la fuerza que rige nuestra la vida, muerte y la resurrección. En las tribus antiguas la muerte se entendía como la transición para dirigirse hacia el más allá. Y para representar esta idea enterraban a los difuntos en posición fetal, rodeados de herramientas y ornamentos especiales. Al morir los difuntos entraban de nuevo en el <<vientre de la Diosa>> y renacían en el más allá.
La
Naturaleza misma era el templo divino. Las semillas, las plantas, los árboles y
minerales, formaban el cuerpo de la Diosa. Cada cosa que nos ofrecía la
Naturaleza servía para mejorar nuestra vida y la misión de los sabios era
descubrir sus secretos y ponerlos al servicio de la comunidad. A nivel cósmico
la Diosa era la <<Reina del Cielo>> y estaba presente en la Luna
(que regía las mareas del mar, el celo de los animales y el ciclo menstrual de
las mujeres). La Diosa también estaba presente en las estrellas que tutelaban
el destino de los hombres, y especialmente en Venus (El Lucero de la Mañana)
que anunciaba el amanecer y anochecer.
Teniendo en cuenta que la Naturaleza era creadora, destructora y regeneradora al mismo tiempo, los sabios que captaron su energía enseñaron sus misterios a través de mitos para entenderla y enseñar a los demás. Y así, llegaron las leyendas de Isis, Venus, Cibeles, Pachamama, Astarté, Yemayá, Kuan Ying, Hécate, Morrigan, y tantas otras deidades femeninas que expresaban esta idea. Cada una de estas diosas era una parte de LA DIOSA, pues ella estaba en todas y todas eran Ella.
En las últimas décadas el concepto del <<Sagrado Femenino>> ha renacido con fuerza en nuestro mundo. La Diosa ha vuelto a nuestra consciencia para restaurar el equilibrio de nuestro mundo altamente polucionado. Aunque Ella nunca se fue, su energía ha sacudido nuestro interior para que aceptemos que todo en la vida es sagrado y está interconectado. La Diosa puede entenderse como un concepto abstracto o una energía física. Puede verse como el campo que produce nuestros frutos, como el vasto océano del más allá, o como una energía cuántica viviente. Todo en la creación es parte de Ella porque Ella lo es todo[1].
Por su parte, el Dios es el <<Espíritu de la Vegetación>> que nace, crece, se reproduce y muere cada año. Como semilla durmiente el Dios es la savia que activa la vida de la semilla en la nueva plantación. A nivel cósmico el Dios es el Sol que ofrece luz y calor a la Tierra. Es el portador del consuelo, el iluminador de las sombras y el viajero al reino invisible. Los mitos antiguos del Mediterráneo y Oriento Próximo, hablan de un dios que muere y resucita cada año. Este Dios no es más que una expresión de la corriente masculina, sólo que cada pueblo captó y expresó esta idea con un mito y nombre diferente. Los mitos de Osiris, Adonis, Mitra, Lug, Dionisos, etc., muestran este viaje evolutivo de la energía masculina, expresada en la vegetación.
Antiguamente los sabios y chamanes captaron la presencia del Dios en los animales macho con cuernos. Esto es algo que todavía podemos ver en las pinturas rupestres. Como el macho es el fecundador de la manada, su presencia cobró suma importancia en el mundo antiguo, porque representaba el principio masculino, la corriente activa del Espíritu. El uso de los animales como representación de la divinidad es algo común en las religiones antiguas. También se da en otras religiones más sofisticadas como en la antigua religión egipcia, sumeria, griega, romana y en toda Mesoamérica. Incluso el cristianismo recurre a la representación animal para expresar conceptos divinos, como pueden ser el cordero o la paloma.
Es natural que la humanidad recurra al poder animal para expresar conceptos y los paganos también lo hacemos. Cuando los paganos representamos al Dios con cuernos (tipo ciervo, cabra o cabrón), lo hacemos para representar esta potencia masculina, activa y creadora. Obviamente sabemos que una cabra no es una diosa, pero sí que representa esos aspectos. Quizás te preguntes porqué no usamos otros elementos más modernos para representar al Dios, pero lo cierto es que también lo hacemos. Un símbolo solar puesto en el altar, es un símbolo del Dios. Una punta de cuarzo blanco puesta en el altar, también lo representa. Un cuchillo ritual, una vara de madera o una piña también representan al Dios.
El sagrado masculino se puede representar de muchas formas. Tu padre, tus hermanos y tú mismo (si eres chico) es una extensión de la energía del Dios. Recuperar las antiguas formas del Dios me parece correcto porque nos permite rescatar las viejas costumbres que practicaron nuestros ancestros milenarios. Mis antepasados de Europa creyeron ver algo divino en los machos de la manada porque generaban vida. Hoy en día este concepto está más ampliado porque nuestra conciencia tiene más información, más comprensión del Universo, la Natura y la Divinidad. Pero seguir usando ese símbolo me parece genial.
En mi altar tengo la figura del Dios Cernunnos. Es una figura que transmite bondad, sabiduría, amor, compasión, equilibrio, fuerza, sexualidad y poder. Cada vez que miro esta figura siento armonía. La figura la encontré en una tienda online y cuando la vi pensé que era genial para honrar al sagrado masculino. A muchos paganos nos gustan estas imágenes porque expresan ideas, conceptos, potencialidades. Y esa es su auténtica función. Cuando rezo al Dios sé que no estoy rezando a una figura, sino a esa corriente divina que me activa, protege y bendice. Para mí el Dios es como una potencia que me permite seguir viviendo, amando, protegiendo. Creo que el Antiguo Dios es una energía presente que estará ahí siempre. Sea con una forma animal, con una forma celeste o sin forma, él continúa ahí.
Actualmente existen muchos talleres y datos sobre el sagrado masculino y cómo podemos entenderlo. En estos talleres se enseña que la masculinidad no indica agresividad. También indica amor, sensibilidad, protección, abundancia, expansión y gloria. Cuando recuperamos estos conceptos sagrados y los trasladamos a la vida moderna, comprendemos que podemos ser extensiones del Dios si así lo decidimos. Cada vez que proteges la vida, cuidas el ecosistema, cultivas el huerto, tomas el Sol, sientes calor y deseo, el Dios se está activando en ti. También lo hace cuando sientes valor y decides superar tu zona de confort. El Dios es una energía dinámica que te permite superarte, mejorar, crecer, impartir justicia y renovación. Es como esa fuerza misteriosa que permite la renovación de la vida, de modo que invocarlo es activar este poder en ti.
Cuando observo las imágenes del Dios y de la Diosa y estudio sus significados, me doy cuenta de que la Wicca atrae porque su concepto de la divinidad es igualitario. Tanto la Diosa como el Dios son necesarios para la vida. Obviamente también veo que la Wicca se enfoca hacia lo matriarcal, lo femenino, porque necesita sanar el exceso de patriarcado que ha vivido la sociedad durante los últimos 4.000 años. Por eso en muchas corrientes paganas se dice que la Diosa es la base. Sin embargo, yo creo que en realidad los dos son esenciales e igual de importantes. Cuando vemos lo masculino y femenino divino con igualdad, podemos recuperar el equilibrio, la armonía, la paz. Pero si enfocamos la balanza hacia un polo en detrimento del otro, toda la vida se resiente.
Ver a los Antiguos Dioses como iguales es algo que nos beneficia a todos. En nuestra sociedad, se nos ha enseñado que la mujer debe ser sumisa al hombre. Se nos ha enseñado que el hombre debe ser agresivo, dominante. Sin embargo, estos modelos no son reales y ni ayudan a generar armonía. Por eso pienso que la Wicca puede ayudar a la sociedad a equilibrar la balanza. Cuando una religión entiende lo divino como <<macho>> o sólo <<hembra>>, absorbe esa información y la traduce en comportamientos desiguales.
Si para ti Dios es hombre, entonces la mujer es inferior. Pero si Dios es hombre y mujer, entonces tal vez empieces a cambiar tu paradigma divino y eso se traduzca en respeto. Antiguamente la gente pensaba que la mujer era la puerta hacia el cielo porque de ella venían los bebés. El útero de la mujer era la puerta de entrada al cielo y el falo del hombre la llave. Cuando se juntaban a través del acto sexual, se creaba la vida, por eso se usaron estos símbolos para expresar la sacralidad del hombre y la mujer.
Ver el hombre y la mujer como extensiones del Dios y de la Diosa nos ayuda a recuperar la divinidad interna. Los seres humanos somos porciones del Espíritu expresándose en este mundo, aprendiendo, viviendo, creciendo. En la Wicca se enseña que cada hombre y mujer es una estrella, un alma brillando y viviendo. Por eso es necesario recuperar la sacralidad del masculino y femenino.
Sabio y Bendito seas
Si te cuesta entender el concepto de la Diosa, te recomiendo “La Diosa Blanca” de Robert Graves, “La Danza en Espiral” de Starhawk, “El Evangelio de las Brujas” de Charles Leland, y “Magia Wicca, historia, ritos, ceremonias”, de Cristopher Wallace. Otra de las obras más completas que he leído sobre la Diosa es “El Mito de la Diosa” de Anne Baring y Jules Cashford. En este libro encontrarás datos históricos que te ayudarán a comprender en profundidad el concepto de la Diosa.
Extracto de Yule (El Nacimiento de la Luz)