Samhaín: la fiesta de los muertos
Samhaín es un festival pagano de origen celta sumamente popular. Se celebra el 31 de Octubre en el Hemisferio Norte y el 1 de Mayo en el Hemisferio Sur. La fiesta aparece en la mitad del otoño, después de Mabón y antes de Yule. Asociado con el fin del ciclo vegetal y la trascendencia, Samhaín, celebra la muerte simbólica del Dios y su vuelta al vientre de la Diosa. También celebra la continuidad de la vida en el más allá, la evolución del alma, por eso tiene un carácter trascendental.Para los antiguos celtas Samháin señalaba el comienzo del invierno, el fin de año y en este tiempo se rendía tributo a los ancestros. La fiesta de Samhaín se remonta a los antiguos pastores y agricultores de la Europa precristiana. Marca el fin de la cosecha, la entrada en otro ciclo, por eso se celebraba en muchos pueblos diferentes.
Al igual que los celtas la Wicca considera que Samhaín es el <<Año Nuevo de las Brujas>>, porque la tierra empieza a reposar. Cuando visitas el campo por estas fechas la abundancia de Lughnasadh y Mabón, ya no existe. Ahora el reino vegetal descansa, entra en un proceso de letargo y parece que la tierra esté muerta. Por eso Samhaín es el fin del año de la Wicca, porque marca el fin del ciclo vegetal.
El nombre de <<Samhaín>> procede del irlandés medieval <<Samain o <<Samuin>>, derivado del protoindoeuropeo <<semo>>, que significa <<fin del verano>>. Algunos autores dicen que <<Samhaín>> procede de <<samón>> o <<<smhon>> que significa <<reunión>> o <<asamblea>>. En este sentido Samahín sería <<la reunión>> de los que se juntaban para celebrar la fiesta de los muertos.
A muchos wiccanos nos parece que el Sabbat de Samhaín es el más significativo de todos porque aborda el misterio de la muerte. Aunque todos los Sabbats son importantes y ensalzan una fuerza natural, el Samhaín es trascendental porque muestra el paso al <<más allá>>. Los wiccanos creemos en la vida más allá de la muerte, en los espíritus y dioses, por eso en Samhaín honramos a los que ya se fueron. Cuando llega esta fiesta practicamos rituales, presentamos ofrendas a nuestros ancestros, guiamos a los difuntos perdidos, consultamos oráculos y hacemos adivinación. Todo esto nos permite afrontar la vida con esperanza e ilusión.
Para comprender esta fiesta milenaria necesitamos ir más atrás en el tiempo y observar la vida bajo un prisma espiritual, vinculado a la Natura. Cuando empecé a estudiar el origen de las fiestas de la rueda, inevitablemente me di con la cultura celta. Y esto es así porque los cuatro <<Sabbats Mayores>> proceden de su cultura. Los celtas eran un grupo de tribus que habitaron la Europa central y occidental hace 4.000 años. Se sabe que tenían un lenguaje y costumbres comunes. Eran guerreros, vivían de la caza, la agricultura y el pastoreo, y sus creencias eran animistas y politeístas.
Las creencias de los celtas estaban basadas en la Naturaleza, adoraban a los Antiguos Dioses y rendían culto a los antepasados. Sus fiestas eran sumamente populares porque celebraban el paso de las estaciones. Las cuatro fiestas más importantes en su culto eran Imbolc, Beltaine, Lughnasadh y Samhaín. Estas fiestas marcaban los ciclos vitales de la vegetación, la agricultura y el pastoreo. Fueron ellos los primeros en celebrar los sabbats y sus costumbres perduraron hasta hoy.
La cosmovisión de la vida que tenían los celtas estaba basada en lo que hoy llamaríamos
<<multiverso>>. Para ellos la Naturaleza era sagrada y tenía distintos niveles de existencia. El mundo físico era una parte de la creación, pero además de lo visible, también existía el <<más allá>>. El más allá estaba habitado por seres etéricos, espíritus y dioses. Allí era donde iban las almas de los difuntos cuando morían, de modo que los celtas ya creían en la vida después de la muerte. Por eso enterraban a los muertos con ajuares y ofrendas fúnebres. Se sabe que en Irlanda, Escocia y la Isla de Mán, se celebraba Samhaín porque algunas tumbas fueron alineadas con la salida del Sol el 1 de Noviembre.
Para celebrar la fiesta de Samhaín los celtas se reunían, encendían hogueras y honraban a los difuntos con ofrendas. La función de las hogueras era múltiple, ya que por un lado ofrecían luz y calor, y por otro purificaban las energías negativas. Las hogueras también servían para alumbrar a los espíritus de los muertos, guiarlos y recordarles el camino al cielo. Cuando la fiesta de Samhaín terminaba los participantes tomaban antorchas de fuego y lo traían a casa como fuente de iluminación. Se pensaba que ese fuego era mágico, sagrado y tenía el poder de exorcizar las fuerzas del mal. Las cenizas también eran mágicas y se usaban para fertilizar los campos y protegerse. Al igual que en Beltaine las cenizas de las fiestas se consideraban especiales, tenían poderes mágicos, por eso se usaban en actos mágico-religiosos.
Los antiguos celtas vivían el Samhaín con respeto y temor, porque en esta época los espíritus podían traspasar las fronteras e infiltrarse en nuestro mundo. Como Samhaín era un momento entre el verano y el invierno, y el cambio de energías era intenso, los espíritus, seres y hadas, podían infiltrarse en nuestra realidad. Cuando llegaba la fiesta el velo que separa los dos mundos era más delgado y esto permitía que los espíritus pudieran traspasarlo. Sin embargo esto también generaba un problema porque <<la puerta>> estaba abierta tanto para los espíritus buenos como para los malvados.
Para alejar a los espíritus malvados los celtas tenían numerosas prácticas rituales. Una de ellas consistía en poner fuego, brasas o candelas dentro de frutos ahuecados (normalmente nabos o boniatos). Estos frutos los ponían en las ventanas y cerca de las puertas, para alejar el mal. El fuego de las frutas se mantenía encendido toda la noche, así se aseguraba que ningún espíritu vengador pudiera acercarse a las viviendas. Si algún espíritu malvado o molesto se acercaba, entonces la luz lo guiaba hacia el más allá. En otras tradiciones también se usaban antorchas con hierro para alejar a los espíritus oscuros. Se pensaba que el hierro quemado los alejaba, por eso lo incluían en sus rituales.
Aunque estas prácticas parecen pueriles a nuestros ojos, hay que tener en cuenta que los celtas eran guerreros y creían mucho en las fuerzas invisibles. Cuando llegaba la fiesta de Samhaín, los guerreros temían que los espíritus de sus enemigos se aparecieran y los molestaran (o se vengaran). Seguramente esta creencia motivó la leyenda de que durante esta noche los espíritus andan sueltos, y por eso se aconsejaba no salir de casa y menos aún por la noche. Si lo hacían podrían encontrarse con espectros, fantasmas y la propia muerte. Por supuesto que estas leyendas (de muerte) no son ciertas y probablemente el miedo al otro lado hizo que se extendiera esta creencia, pero así ha llegado a nuestros días.
Se sabe que para dar la bienvenida a los espíritus bondadosos, los celtas presentaban ofrendas de comida y bebida. Se entendía que los espíritus tomarían estas ofrendas con agrado, pues si en vida habían gustado de estos víveres, ahora también sabrían apreciarlos. Las ofrendas de los muertos no se tomaban porque eran para ellos, de modo que se dejaban en el campo, en el bosque o en un cruce de caminos alejado.
Este tipo de ofrendas eran similares a las libaciones que practicaban los antiguos griegos y romanos, porque ofrendar comida es algo instintivo en el ser humano. La comida es energía, da vitalidad, repone fuerzas, y si los espíritus familiares venían a visitarnos, era de buena educación compartir los víveres con ellos. Algunas fuentes dicen que los celtas hacían ofrendas y sacrificios en Samhaín, para aplacar la época oscura y que el pueblo pudiera sobrevivir al invierno. Esto podría ser cierto, aunque en realidad, la ofrenda estaba indicada especialmente para agradar a los difuntos.
Otra práctica común era la de adivinar el futuro para ver cómo sería el siguiente año. Como Samhaín marcaba el fin del año agrícola y la conexión con el otro lado era mayor, el ambiente propiciaba la adivinación, la videncia y la mediumnidad. Para adivinar el futuro las personas consultaban distintos oráculos para descubrir el porvenir. Entre ellos se usaba la lectura de las cenizas, la contemplación del agua y la adivinación a través de las frutas. Muchas de estas técnicas se pueden usar hoy en día, -porque funcionan- y en las siguientes páginas te enseñaré algunas para que practiques.
Cuando analizas las tradiciones y observas el mundo actual, te das cuenta de que estas
prácticas ya se hacían antiguamente. Hoy en día los paganos hemos recuperado muchas de estas costumbres y las practicamos para sintonizarnos con la energía del momento.
Actualmente los wiccanos celebramos Samhaín con alegría, esperanza y amor. Y lo hacemos porque nos enfocamos en el mensaje principal: la vida continúa. También rezamos por nuestros ancestros, ayudamos a que sus almas sean recordadas y honradas, practicamos adivinación, consultamos los oráculos y hacemos meditaciones. Todo esto nos permite celebrar la fiesta como en el pasado, ajustando las prácticas a nuestro tiempo.
Actualmente los paganos tenemos muchísima información sobre el mundo espiritual, sobre la vida más allá de la muerte, la videncia y la mediumnidad. Tenemos más recursos para comprender estos misterios y eso nos permite entender mucho mejor el mundo mágico y espiritual. Si eres un brujo avanzado, seguramente ya sepas que la vida continúa más allá de la muerte, que la videncia existe y que todo lo que contaron los antiguos, es real. Y si es así, entonces puedes tomar parte de aquella información y hacerla tuya. Puedes experimentarla, disfrutarla, vivirla, porque ahora eres tú el que celebra la fiesta.
Cuando celebras el Sabbat de Samhaín estas repitiendo lo que hicieron los antiguos celtas y de algún modo les rindes homenaje. Cada vez que celebras los festivales estás avivando esta fe milenaria y manteniéndola viva. En este librito te voy a mostrar un montón de cosas que puedes hacer para celebrar Samhaín con honor, alegría y amor. Y más allá de celebrar el propio ritual del Sabbat, también abordaremos conceptos, meditaciones y rituales profundos que te permitan mejorar tu vida.
Extracto de mi libro: Samhaín (la fiesta de los muertos).
www.latiendadelbrujoshiva.com
Sabio y bendito seas
El Brujo Shiva
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